Translate

jueves, 30 de noviembre de 2006

Máscara quebrada


Organizo mis besos
a lo largo de tu silencio
hasta que un gemido
profana tu boca.
Y mi boca.
Comiendo con ansia cada espasmo,
sorbiendo cada caricia,
enjugando los rincones
de tu perpetua carne,
fina y blanca.
Y mis manos.
Averiguando tus secretos de placer,
elaborando el catálogo de tus escalofríos,
esquivando la antipatía de tu ropa.
Y mi amor,
que arranca tus gritos de gloria,
tus socorros, tus lamentos,
tu situación de ángel deportado.
Entonces mi jugo cabalga
por valles de pelo y calor
untando los minutos de tu piel
en un cariño medido sin regla.
El tiempo dice adios,
y nos deja solos,
secuestrados por el deseo.

2 comentarios:

  1. Poco a poco y en silencio
    vas tallando en tu cerebro,
    mi fragil cuerpo de vidrio hecho.
    Mas ay, desdichada desventura,
    fue tanta mi pasión y tu locura,
    que al querer modelar
    con demasiada perfección,
    las firmes curvas de mis senos
    se fundieron con el fuego
    de tu amor...
    sin poder por ello conseguirlos
    modelar.

    ResponderEliminar
  2. Dani: Es preciosa tu poesía, me dejas sin palabras. La imprimí hace un par de días y la tengo colocada en un lugar, donde, a su frecuente paso, pueda leerla sin constancia alguna. Tengo que responderte a algunos escritos en tu blog pero no he tenido ninguna duda en que mi primera respuesta sería a éste pues disfruto elaborando y leyendo poesía erótica.

    Dejo escrita una por mí. Seguro que la conoces.

    Un beso.


    Dejaré que tus labios de los míos liberen,
    el néctar que emana de mi boca.
    Locura y deseo, que tu ansia de hombre reclama.
    Mira mi cuerpo semi desnudo, manjar de tus ojos.
    Dejaré que tu deseo de mí se llene,
    y gritaremos en silencio nuestros orgasmos.
    En mi pecho, descansarán tus suspiros,
    mientras tus brazos se enredan en mi cintura.
    Yo te entregaré la inocencia nunca vivida.
    Tu me darás la experiencia de tus años.
    Buscaré la ternura de tus besos,
    mientras tus manos, aprietan mis senos con delicadeza.
    Tus deseos me enloquecen,... me dominan.
    Eres el río de pasión desbordada,
    corriendo por las riveras de mi cuerpo.
    Entrarás lento en mi cuerpo,
    provocando en mí, gemidos agitados.
    Tus deseos entran en mi vientre como un daga,
    hasta hacerme llegar al éxtasis.

    ResponderEliminar