Seguramente hayas llegado a este blog tras buscar en Google información sobre las próximas Elecciones Generales del 20 de noviembre. Quizás no tengas claro a quién votar y quieras saber qué otras formaciones políticas concurren a los comicios electorales, y cuáles son las propuestas que los partidos políticos hacen a los ciudadanos para la próxima legislatura.
Es probable que estés cansado o harto de este sistema, en el que los políticos y los grandes poderes financieros se reparten los privilegios y la riqueza, mientras la gran parte de la población tiene que apretarse el cinturón, ante la crisis que nos azota desde hace ya 3 años, y los que quedan aún por llegar.
A grandes rasgos, esto último ha sido la mecha que ha prendido el movimiento del 15M, o los "Indignados", como algunos los llaman, con la oculta intención de ponerles una etiqueta que los condene al ostracismo y la exclusión social, como si fueran unos apestados, y con la imagen de "perroflauta" o incluso de violento que
los medios de comunicación se han ido encargando de introducir subliminalmente (
a veces no tanto) en las mentes de los ciudadanos. La mayoría de la gente no sabe que la expresión de "los Indignados" proviene del libro de Stephan Hessel "¡Indignaos!",
del que ya hablé hace unos meses en este humilde y un tanto pesimista blog. Seguro que alguna víctima de la desinformación de estos medios de propaganda prosistema, cuando lo ve en la librería, piensa "Anda, ya han sacado el libro sobre éstos".
Este movimiento ha convocado manifestaciones en todo el mundo para el 15 de octubre, protestando por los abusos de la clase política y los mercados financieros. En dichas protestas, los manifestantes reclamarán más democracia para el pueblo, poner freno a la corrupción del sistema político, establecer una férrea legislación que regule los mercados financieros y expresarán su rechazo ante las medidas de recortes sociales que se están produciendo en muchos países.
Estos ciudadanos están en su legítimo derecho de manifestarse, protestar y reclamar las medidas que quieran, pero mientras no haya un sistema basado en la democracia participativa, todas estas protestas y propuestas no son más que un brindis al sol, puesto que no están respaldadas por un poder efectivo y real, sólo por el derecho al pataleo.
En muchas reuniones, convocatorias y discursos que han tenido lugar en las distintas concentraciones que se han sucedido en los últimos meses, se proponen, detallan y debaten medidas a tomar, pero... ¿para qué? Allí no hay nadie con poder para llevarlas a cabo, sólo para gritar y escribir en pancartas mensajes contra los políticos y los mercados. Unos piden listas abiertas en las elecciones, otros que no se retrase la edad de jubilación, otros piden la dación en pago como forma de saldar la hipoteca, otros más enseñanza pública, otros marcha atrás en la reforma laboral. Control de los mercados financieros, eliminación de paraísos fiscales... incluso la abolición de la Ley Sinde. Éstas y mil medidas más a adoptar entre las que se reparte la fuerza de la ciudadanía, que debe entender que la primera medida, la única sobre la que hay que hacer hincapié antes de nada es la adopción de un sistema de democracia participativa, que sería lo que conferiría al pueblo el poder necesario y real para proponer, debatir y llevar a cabo el resto de las medidas que los ciudadanos quieran.
Es como si de un muro se tratara. Haciendo individualmente fuerza sobre muchos puntos de ese muro, no conseguiremos derribarlo, pero si todos concentramos nuestro esfuerzo sobre un único punto, el muro acabará por romperse y, con el agujero ya hecho, podremos irlo haciendo más grande, entre todos y poco a poco.
Muy bien, eso de la democracia participativa suena estupendamente, pero parece un poco utópico ¿no? ¿cómo se consigue eso? En principio, existen dos alternativas. Una, que los partidos políticos tradicionales cambien totalmente introduciendo sistemas que devuelvan el poder real y efectivo a los ciudadanos... espera que me ría: eso no va a suceder. Esta gente tiene el poder y lo aprovecha en su beneficio, y por nada soltarán la sartén para dársela al Pueblo, así que no esperemos cambios en ese sentido en los partidos tradicionales porque no se darán, salvo alguna experiencia aislada y poco importante que sirva de justificación a la medida de "más participación democrática" que muchos de estos oportunistas y sinvergüenzas incluyen en sus programas electorales.
La alternativa es el voto a alguno de los nuevos partidos cuya existencia y funcionamiento se vertebra, principalmente, sobre la democracia participativa. Su forma de actuar no es como la de los partidos tradicionales, sino que usan los escaños que consiguen para reflejar la voluntad popular permanentemente. De esta manera, aquellos ciudadanos que lo desean, pueden participar siempre que quieran en la vida política y en la toma de decisiones que a todos nos afectan. En otros países de Europa, como Suecia
Los partidos tradicionales, ante esta emergente amenaza para sus feudos, se han puesto de acuerdo en un tiempo récord para modificar la Ley de Régimen Electoral e incrementar los requisitos para que las nuevas formaciones políticas puedan presentarse a las elecciones, vulnerando el principio de pluralismo político que figura nada más y nada menos que en el primer artículo de la Constitución española de 1.978.
Estos requisitos consisten, básicamente, en la recogida de firmas que avalen la presentación a los comicios electorales de aquellos partidos políticos que no tengan representación parlamentaria en la vigente legislatura. De esta manera, necesitarán al menos un 0,1% de los electores inscritos en el censo electoral de la circunscripción a la que quieran presentarse. Así, en Sevilla por ejemplo, el número de avales necesarios es de 1501, en Madrid 4.641 y en Barcelona, 4.023. Todo esto con las siguientes dificultades añadidas: cada elector sólo puede avalar a un partido, y el plazo de recogida de firmas es de 20 días, entre la publicación en el BOE de la convocatoria de las elecciones y la presentación oficial de las candidaturas. Y para colmo de males, la Junta Electoral Central no ha hecho públicas
las instrucciones para la recogida de avales hasta el 15 de septiembre, 11 días antes de que el plazo comenzara.
En el momento de la publicación de esta reflexión que comparto con vosotros, aún no están claras cuáles de esas candidaturas lograrán alcanzar el número necesario de avales, y en qué circunscripciones electorales se podrán presentar, pero tan pronto se publique la lista de candidaturas, actualizaré el blog para que tengáis disponible toda la información sobre las distintas formaciones políticas que se presenten en cada provincia y que promuevan la democracia participativa como uno de sus pilares básicos.
De momento, algunas de estas formaciones son las siguientes:
Probablemente pienses "a estos no los conoce ni su puñetera madre", y estoy de acuerdo contigo. Algunos de estos partidos políticos llevan poco tiempo funcionando, y todos tienen mucho trabajo por hacer y necesidad de gente que los apoye y participe. Pero éste es el nuevo reto que se nos plantea como sociedad, la de participar entre todos, activamente, en la construcción de una nueva realidad, que no sabemos si será mejor o peor, pero desde luego será la que se decida por una auténtica mayoría democrática, día a día, y no cada cuatro años.
Éstos son sólo algunos de los partidos, pero
hay más, además de diversas organizaciones y asociaciones formadas por ciudadanos que ven la democracia participativa como la forma de gobierno más justa y democrática. No tomes esta reflexión como una guía para saber qué votar, sino como un acicate para investigar y recabar información sobre las alternativas a este gran bipartido de sinvergüenzas que se aprovecha de nosotros llamado PPSOE. Y quiero insistir en que me refiero a alternativas políticas cuya base y modo de funcionamiento sean la democracia participativa y la democracia directa y que, por definición, carecen de ideología (no son de izquierdas ni de derechas) sino simples "mandados" del pueblo. Votar alguna de estas alternativas es votar por la posibilidad de seguir decidiendo sobre tu futuro durante los cuatro años que siguen. Y esto ya puede incluir todas las medidas y propuestas que hagan de esta sociedad más justa y ecuánime, y de éste, un mundo mejor.
Para finalizar, os pongo una entrevista que me ha sorprendido a la vez que tranquilizado, porque al parecer no soy el único que dice que los que siguen votando al PP o al PSOE son unos inconscientes (al menos en el sentido político), sino que hay más gente, mucho más inteligente e informada que yo, que también llega a la misma conclusión, y que además lo explica la mar de bien, como el doctor en enconomía y profesor de economía aplicada en la UAB, el señor Arcadi Oliveres.