Deberían de conceder subvenciones a las empresas que lo solicitaran para instalar vestuarios y duchas en los centros de trabajo. No supondría una inversión excesiva y podría ser rentable en muchos aspectos que al final se traducen en calidad de vida y, como no, dinero. Dando un pequeño repaso a cuales podrían ser los beneficios tenemos:
- Calidad de vida para los trabajadores. Todos aquellos que quisieran podrían utilizar dichas instalaciones, por ejemplo, para ducharse y cambiarse tras llegar al trabajo haciendo ejercicio, bien corriendo o en bici. O también al salir del mismo, para llegar antes a su cita sin necesidad de volver a casa para ducharse, perdiendo tiempo en ese desplazamiento intermedio. En el primer caso, los trabajadores ganarían en salud, tiempo y dinero. Salud porque hacen más ejercicio. Tiempo porque se lo ahorran en el desplazamiento, ya que muchas veces se tarda más en coche por culpa del tráfico y de encontrar aparcamiento, que en bici o corriendo, según la distancia entre el domicilio y el centro de trabajo. Y dinero porque se ahorran el coste del transporte al centro de trabajo, así como aparatos de gimnasia o mensualidades en el gimnasio, al ser este tipo de ejercicio una buena alternativa, que además es gratis.
- Ahorro para las empresas. Al facilitar las posibilidades de hacer ejercicio a sus empleados, éstos están más saludables, por lo que las bajas por enfermedad común sin duda se reducirán en un porcentaje que permitiría ahorrar costes a la empresa, al mismo tiempo que incrementaría la productividad. No es ningún secreto que un trabajador sano rinde mucho más, sea el tipo de trabajo que sea.
- Descongestión del tráfico. Cuantos más sean los que vayan cambiando a este sano hábito, más se notará en el tráfico rodado. Reduciría la saturación de los transportes públicos y los atascos en general.
- Mejora del medioambiente. Es una consecuencia derivada directamente de la anterior, ya que al haber menos tráfico, se producirían menos gases a la atmósfera. Tampoco hemos de olvidar la reducción de la contaminación acústica.
- Ahorro para el Estado. Por el mismo punto anterior, unos ciudadanos más saludables que se mueven de forma más limpia y ecológica suponen, no ya sólo un ahorro para el sistema de Seguridad Social, al reducir las bajas por enfermedad, sino un ahorro en la gestión ambiental, ya que se tendrían que invertir menos recursos en "arreglar" los estropicios causados por la polución. También, relativo a esto, supone una inversión a largo plazo como reclamo turístico. Sabemos que, a día de hoy, ya hay ciudades en el mundo (México DF, Pekín...) con graves problemas tan graves de contaminación que muchos turistas las tienen vetadas. Uno de los patrimonios más ricos que tiene España es el turismo, así que protejámoslo conservando las ciudades más saludables.
Pero al plantear esta solución se pueden presentar varias dificultades o problemáticas. A saber:
- Financiación. Los beneficios repercuten en ámbitos que abarcan competencias de todas las Administraciones, desde la local a la estatal, por tanto el coste de la subvención podría ser compartido entre todas ellas, aplicando una fórmula de reparto justa y proporcional al beneficio obtenido. Además, se plantea el metodo de financiación como una subvención en parte, ya que la empresa también sale beneficiada, y debería de sufragar parte del coste de instalación de estos vestuarios y duchas. Para el fomento de esta práctica, las administraciones deberían de establecer ayudas, bien fiscales o de cualquier otro tipo, para aquellas empresas que decidan construir dichas instalaciones. Asimismo, al beneficiarse también los trabajadores, se les podría cobrar una pequeña cantidad en concepto de uso de los vestuarios, que sería muchísimo menor que cualquiera de los costes de transporte rodado o mensualidades en el gimnasio. Todas estas medidas serían flexibles y habría que estudiar todos los casos posibles para determinar con exactitud la fórmula más idónea.
- Cultura. He aquí uno de los mayores problemas. Si las empresas comienzan a instalar estos vestuarios, ¿quién los utilizará? ¿Realmente se notará? La respuesta es que al principio lo utilizará tan poca gente que no se notará. Algún bicho raro en alguna empresa empezará a hacerlo y mucha gente probablemente critique esta práctica, descalificando o burlándose de este pionero. También criticarán la empresa por hacer esto en vez de arreglar "cosas más urgentes e importantes". Lo calificarán de tontería, quizás de forma de enmascarar beneficios ocultos o blanquear dinero. Pero la persistencia y todos nosotros puede hacer que todo eso cambie poco a poco. Seguramente hubo un momento, no hace muchos años en el que a alguien se le ocurrió montar clases de bailes latinos. También muy probablemente, mucha gente criticaría la idea por lo extravagante y nueva, y muy poquita gente estaría dispuesta a apuntarse. No había una cultura creada sobre ese tema, y los comienzos son siempre difíciles. Pero la idea era buena, y solo faltaba tiempo para "cambiar el chip". Yo creo que esto es lo mismo. Los beneficios al final serán mucho mayores cuanta más gente se apunte al carro.
- Requisitos. Para empezar, un número mínimo de trabajadores en la empresa. De nada sirve que pongan una ducha en una tienda donde hay dos dependientes, de más de 50 años que jamás en su vida han hecho deporte. Pero si la empresa fuera de unos 50 informáticos entre los 20 y 40 años, seguro que alguno de entrada se apuntaría. También hay que tener en cuenta que, dependiendo del grado de forma del trabajador en cuestión, solo podrían optar por esta alternativa aquellos que se encontraran en un radio no muy amplio del centro de trabajo. Quizás 5 kms, como máximo, o 10, o incluso 15, para ir en bici, y que las calles permitan este tipo de práctica. Recuerdo ahora esta noticia de que se van a construir ocho carriles-bici que van a cruzar la ciudad en diferentes sentidos. Una buena medida que sin duda favorecería la puesta en marcha de este proyecto.
Se me ocurren algunas cosas más, pero éstas han sido las líneas básicas de las ideas más importantes y tampoco quiero engordar demasiado este blog, porque al fin y al cabo, ¿servirá de algo? Igual lo mando al Ayuntamiento, o a la Consejería de Medio Ambiente... y lo ponen en práctica. Lo haré. Aunque parezca un idealista y un ecologista empedernido. Como era mi hermano. Ojalá me parezca a él.
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