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martes, 15 de julio de 2008

Linux vs. Windows

He leído muchas veces en foros, comentarios de blogs y artículos de diverso formato sobre los pros y los contras de GNU/Linux, sobre su difusión en el mercado actual de ordenadores y comparándolo, principalmente, con Windows.

Llevo ya año y medio usando GNU/Linux, concretamente la distribución de Ubuntu y, aunque me he peleado mucho con los problemas que me han ido surgiendo, ahora estoy bastante satisfecho. No me he deshecho de Windows, de manera que ambos sistemas coexisten en mi ordenador, y solo tengo que elegir con cual arranco cada vez que enciendo la máquina.

Por lo que he visto, hay muchas y diversas opiniones sobre la cuestión de GNU/Linux como alternativa a Windows y me apetecía contar la mía, en relación a la experiencia que tengo usando dicho sistema, y por extensión, a los casi 25 años (¡qué viejo soy!) que llevo en el mundillo de la informática.

¿Es GNU/Linux un sistema operativo mejor que Windows?

Pues como todo, depende de lo que entendamos por “mejor”. Puede ser un concepto muy subjetivo, pero yo creo que, en líneas generales, sí lo es. Y voy a tratar de explicar por qué.

GNU/Linux es un sistema operativo mucho más avanzado que Windows, no solo por su seguridad (frente a virus, hackers y demás), sino por su robustez (que no se cuelgue, vamos), rapidez, y capacidad de ser adaptado a las necesidades de cualquiera. Además, en líneas generales, es gratis. La interfaz gráfica que se usa, por ejemplo, en la distribución de Ubuntu, permite la instalación de programas desde unos servidores centrales (para entendernos) llamados repositorios. Prácticamente casi todos los programas necesarios están ahí, y solo hay que marcar en un menú (llamado Synaptic) la casilla correspondiente para instalarlos.

Compiz Fusion ha añadido una vistosidad que Vista Ultimate ni siquiera sueña. Bien configurado, un escritorio con Compiz, resulta increíblemente espectacular, y causa a cualquiera que se acerque a verlo la impresión de estar delante de un ordenador del futuro.

Con unas características muy básicas a nivel de hardware, GNU/Linux funciona muy holgadamente, mucho más que Windows, el cual exige una constante renovación de hardware para que las funciones del sistema no vayan a paso de tortuga. Y hasta aquí, las ventajas.


¿Por qué entonces, si es mejor, no está extendido?

Para explicar esto, desde mi punto de vista, hay que recurrir, en primera instancia a la historia.

En el momento en que empieza a extenderse el uso de los ordenadores personales, una empresa, Microsoft, desarrolla un sistema operativo capaz de hacer que funcione en los ordenadores que en ese momento más se venden. Los fabricantes de software, crean programas para ese sistema operativo. Los de hardware, diseñan drivers para que sus componentes funcionen en ese sistema operativo. Estoy hablando de MS-DOS.

Paralelamente, Apple desarrolla y mejora sus ordenadores Macintosh, con su sistema operativo propio, el Mac/OS, con capacidades gráficas que precedieron las de Windows y le sirvieron como fuente de inspiración. Gracias a eso y a su buen diseño, sus ordenadores y sistemas operativos han perdurado muchos años, pero era un sistema muy cerrado, usado básicamente para diseño gráfico y maquetación. Mac/OS se ejecutaba solo en ordenadores Macintosh, y esa falta de interoperabilidad dejó el campo abierto para cualquiera que quisiera extenderse por el resto de los PC’s (la gran mayoría).

Entonces Microsoft saca Windows. Yo empecé a usar la versión 3.0, que es cuando creo que se popularizó más. IBM sacó OS/2 Warp, que era por el estilo, pero no llegó muy lejos. Windows permitía una compatibilidad total con todo el software desarrollado para MS-DOS. Precisamente porque Windows aún no era un sistema operativo sino un entorno operativo, es decir, un programa que corría sobre MS-DOS, que seguía siendo el sistema operativo estrella.

También permitía un alto grado de usabilidad y facilidad, facilitando al usuario un entorno muy intuitivo. La constante proliferación de virus y problemas de seguridad y estabilidad del sistema ocasionaban multitud de quejas por parte de los usuarios más y menos avanzados, pero la sencillez para copiar y distribuir copias piratas del software del gigante de Richmond fue un verdadero aliado en la extensión de MS-DOS y Windows como sistema y entorno operativos más usados.

Luego llegó Windows 95, que ya era un sistema operativo (o al menos presumía de serlo) propiamente dicho. Por supuesto, incluía la compatibilidad con todo el software anterior. Esto es de vital importancia, porque favorece siempre los cambios a nivel informático a los usuarios y empresas.

Poco después aparece Windows 2000, evolución de Windows NT, más seguro y adaptado al uso empresarial, también muy compatible con todo el software y drivers creados para Windows 95.

En este punto, el parque de ordenadores es enorme, y más de un 90% llevan Windows como sistema operativo.

Las factorías de hardware y software se encuentran ya muy arraigadas y cómodas en la fabricación de productos orientados exclusivamente a Windows. Bill Gates se convierte en una de las personas más ricas del planeta, a poco tiempo de convertirse en el más rico. Prácticamente todo el mundo (incluido el que escribe esto) usa Windows.

Estando la cosa así, un estudiante finlandés, Linus Torvalds, desarrolla el núcleo de un sistema operativo y lo publica, para que la gente lo estudie, comente y aporte mejoras. Nace Linux. Un sistema operativo que se basa en Unix, usado principalmente para servidores desde los años 60.

Rápidamente y gracias a Internet, Linux se extiende entre los entornos estudiantiles de ingenierías y desarrolladores de software hartos del monopolio de Microsoft. Todos colaboran y empiezan a aportar ideas para mejorar Linux. Paralelamente, al núcleo del sistema se le añaden diversas herramientas (programas) diseñadas originalmente para sistemas Unix, y es cuando llegamos a lo que hoy conocemos como GNU/Linux. El sistema sigue siendo muy minoritario, solo para frikis, y Windows prosigue su avance.

Empiezan a salir las primeras distribuciones, encabezándolas Red Hat, que incorporan entornos gráficos diversos. Una distribución viene a ser algo así como un paquete que incluye GNU/LINUX, diversas herramientas, programas, con una presentación y diseño personalizados. Para entenderlo, son como versiones de Linux.

Con el paso del tiempo, Gnome y KDE se sitúan como los dos entornos gráficos más usados. Esto le confiere a GNU/Linux un grado de usabilidad, no ya parecido al de Windows, sino superior.

Windows saca su versión XP, al principio un auténtico coladero para virus y hackers, pero poco a poco mejora, en todos los aspectos, constituyendo, en mi opinión, su mejor sistema operativo hasta la fecha.

Ya sé que toda esta explicación no es muy técnica ni rigurosa y que me he saltado muchas partes de la historia, pero es mejor entender de forma sencilla de qué va todo esto que saturar el post con detalles muy técnicos.

Con todo esto llegamos a una gran cantidad de pc’s con Windows instalado, muy pocos con linux, muchos fabricantes de software y hardware todavía pensando en diseñar productos solo para Microsoft.


Consecuencias

La gente que prueba GNU/Linux se encuentra con que tiene el software necesario, pero, en particular los hispanohablantes, tenemos que lidiar muchas veces con programas en inglés, y eso a muchos no les gusta nada.

Por otro lado, la colección de drivers para linux es muy limitada, y muy inferior a la existente para Windows. Todo el hardware que se fabrica, tiene su driver para Windows, pero solo un ¿30%? tiene drivers para linux. Eso implica que los usuarios de linux que quieran funcionar con sus máquinas y componentes deberán hacer esfuerzos extra para ponerlos a punto, lo que echa para atrás a muchos.

El principal problema de Linux

El principal problema, fuente y origen de todos los inconvenientes que afectan a Linux es que no lo usamos todos. Esto, poco a poco, está cambiando.

En pocos años, Linux, gracias a sus mejoras en cuanto a usabilidad, le está comiendo terreno a pasos agigantados a Windows. Tanto es así que, a este ritmo, en 15 años, Linux puede acaparar la mayoría de los pc’s y dispositivos móviles del mercado. Empezó muy pequeñito y modesto, pero está pegando una caña que te cagas. ¿Cómo?

En parte, debido al fracaso del último sistema operativo de Microsoft, el Vista, y en parte por las políticas antipiratería de Microsoft. Ya no es tan fácil copiar el cd del windows e instalarlo en otro sitio gratis, ahora hay que activarlo y ahí es donde surgen los problemas. Eso ha provocado que muchos usuarios avanzados hayan pegado el salto a Linux, coincidiendo con los avances en su interfaz, y muchos nos hemos quedado con él.

Somos nosotros los que ya, cuando nos preguntan sobre tal o cual problema en Windows decimos “no, yo ya no estoy al loro de eso, ahora uso linux”. La gente de la calle comienza a oír hablar de linux y se pregunta por qué lo usarán los que saben. Si lo usan, será por algo. Ésa ha sido la semilla del cambio. A expensas de esa semilla, los fabricantes se están dando cuenta de su potencial comercial y empiezan a desarrollar software y drivers para linux. Al principio, pocos, pero son cada vez más.

La pelota, que empezó a rodar hace ahora unos 17 años, está cogiendo ya un volumen considerable. Y todos los datos apuntan a un crecimiento exponencial en el uso de este sistema operativo.

Ya está, no hay más. Es la única dificultad real que tiene linux. Que no lo usa la mayoría. Pero tiempo al tiempo.

lunes, 7 de julio de 2008

¿Dónde diablos está Matt?


Hoy os quiero hablar de las vueltas que da la vida y de cómo uno puede acabar haciendo algo que, aunque parezca estúpido y ridículo, puede tener cierto sentido e inspirar a otros. Matt Harding era un chico de 31 años de Connecticut. Él siempre había pensado que su objetivo en la vida era jugar a videojuegos, así que durante una época de su vida, dedicaba todo su tiempo libre exclusivamente a eso.
Pasado un tiempo, empezó a pensar que había muchas otras cosas de la vida que se estaba perdiendo. Así que en 2003 dejó su trabajo en Brisbane, Australia, cogió el dinero que tenía ahorrado y decidió hacer un viaje por Asia hasta que se le acabaran sus ahorros. Montó una página web www.wherethehellismatt.com (que significa algo así como www.dóndediablosestámatt.com) que sería como su cuaderno de bitácoras y que le serviría a sus amigos y familiares para saber dónde se encontraba Matt en cada momento y qué estaría haciendo.
Matt hizo amistad con otro viajero que se encontró dando tumbos por el mundo. Un día estaban tomando fotos en Hanoi. Entonces el tipo le dijo a Matt: “Ey, por qué no te subes allá arriba y haces ese baile especial tuyo. Te grabaré”. Era un baile bastante ridículo que se había inventado Matt. De hecho, era el único baile que sabía hacer. Así que lo hizo y su compañero grabó el vídeo.
Un par de años más tarde, alguien encontró el vídeo en Internet y le hizo gracia. Así que lo reenvió a otro, y éste a otro, y así fue pasando de uno a otro… hasta que Matt se hizo más o menos famoso mediante la habitual situación de “Eh, has visto al tío ese que baila en Internet? No, ese no. Nooo… ese tampoco. Espera, te mandaré el enlace.”
El vídeo, en su errático camino ciberespacial, fue a parar a manos de una empresa que fabrica chicles llamada Stride. Esta gente se puso en contacto con Matt y le preguntaron si haría otro viaje para grabar otro vídeo en más países. Matt les preguntó si le pagarían por ello a lo que ellos respondieron afirmativamente. Entonces Matt hizo un viaje por 39 países que duró alrededor de 6 meses. El vídeo cogió aún más fama que el anterior. Esto fue en 2006.
En 2007, Matt habló con la gente de Stride y les propuso hacer otro vídeo pero donde participara más gente. Entonces les enseñó los miles de mensajes de gente de todo el mundo que habían visto el vídeo anterior y que les había gustado. Matt pensó que podía ser una buena cantera de colaboradores para el próximo vídeo, y que habría mucha gente dispuesta a participar por todo el mundo.
El vídeo que os pongo a continuación es el resultado de ese… “trabajo”. Ya sé que puede parecer estúpido ver a un tío que hace un ridículo baile en los sitios más insospechados, que puede no tener ningún sentido práctico… Pero también puede simbolizar muchas cosas… no sé. Simples ideas que a veces pasamos por alto: el mundo es enorme, hay muchas cosas por descubrir, sitios en los que estar, gente por conocer, la vida te espera ahí fuera, libérate de tus prejuicios, salta y baila, aunque parezca que haces el ridículo (o te caigas a una piscina con agua verde), sonríe y disfruta de cada día, de los regalos de la vida, de los momentos especiales que tiene cada día, búscalos, encuéntralos, vívelos… Vive. Sé feliz.


Where the Hell is Matt? (2008) from Matthew Harding on Vimeo.