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viernes, 11 de mayo de 2012

Dictum de Acton

Lord Acton fue un historiador británico que acuñó una frase que se ha hecho muy famosa y que viene como anillo al dedo a la situación que estamos viviendo actualmente y que, a través de la deducción lógica, ofrece la solución al problema. La frase es la siguiente:
"El poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente."
Es cierto que todos tenemos poder para elegir a quien hace las cosas en nuestro nombre, pero una vez elegidos, esos señores tienen un cheque en blanco durante cuatro años, un poder prácticamente absoluto que, para el que se pare a pensar en la esencia de la naturaleza humana (parece que Lord Acton lo hizo), será el caldo de cultivo ideal para que el político electo se corrompa (si es que no lo estaba ya) y se aproveche de su status privilegiado.


Recortes en servicios públicos básicos, pero para los bancos todo.

La frase es de una realidad matemática, pero por pura lógica, da a entender cuál es la solución a esa lacra del sistema: repartir el poder. Cuanto más repartido esté, mejor. Y en este sentido ya hay formaciones políticas que incorporan a su programa electoral la democracia participativa o incluso la directa, y aún más, existen partidos políticos cuya existencia se basa exclusivamente en este principio. Estamos ante una nueva generación de políticos que no interesan a los que están arriba, porque serán unos meros ejecutores de la voluntad del pueblo en tiempo real, que será el que verdaderamente tenga el poder, repartido a partes iguales entre toda la población.

No habría ni derechas ni izquierdas, ya no tendrían sentido.

Sencillamente, la gente participaría en la toma de las decisiones que consideren oportunas, empezando por limitar los sueldos y la austeridad de los cargos electos, el endurecimiento de las penas por corrupción, no prestar un euro más a los bancos, una fiscalidad proporcional, servicios públicos básicos gratuitos y de calidad, una legislación laboral que cree empleo estable y digno, libertad de expresión, de reunión y de uso del espacio público de manera pacífica, etc. etc. etc.
Indulto a político corrupto publicado en el BOE
Qué bonito... Luego despierto, y me encuentro en el país donde la mayoría está compuesta por los que han votado al PPSOE y los que se han quedado en su casa excusando su abstención con un "yo no creo en los políticos". Y pienso... ¿democracia participativa? ¿pero estoy tonto o qué?

Si estás ahí... ¡manifiéstate!

Mañana, día 12 de mayo de 2.012, cientos de miles de personas saldrán a la calle en cientos de ciudades por todo el planeta para manifestar su profundo descontento con la situación política, social y económica de este mundo globalizado en el que vivimos.

Conscientes de que esta crisis que atravesamos no ha sido un hecho fortuito sino que ha tenido lugar por la falta de ética y escrúpulos de una élite financiera y política, saldrán a la calle para expresar su indignación ante la situación general.


Personalmente, creo que a esta panda de sinvergüenzas y terroristas les importa un comino que cientos de miles en todo el mundo salgan a manifestarse en contra de su forma de hacer las cosas. Hay que tener en cuenta que todos estos canallas pueden actuar como actúan porque millones de personas los han votado. O a ellos o a sus compinches. Y ese es el verdadero problema, que mucha gente está dormida y no entiende que la situación por la que atravesamos es consecuencia directa de votar a la misma mafia de siempre. Decía Einstein que locura es hacer siempre lo mismo y esperar resultados diferentes. Quiero decir que el PPSOE (y los de IU, que han preferido arrimarse a la teta en Andalucía que la coherencia de no firmar un pacto de gobierno con un partido neoliberalista) seguirán haciendo lo mismo que han hecho cada vez que han estado en el poder: beneficiarse ellos mismos y mantener a la mayor parte de la población anestesiada, entretenida y desinformada.


Mucha miopía veo cuando escucho a gente que le echa toda la culpa de lo que está ocurriendo al gobierno de Zapatero, como si fuera de nuestras fronteras la cosa marchara estupendamente, o como si en sólo 8 años de legislatura se hubiera inflado la burbuja que ahora nos ha estallado. Tampoco observo mucha agudeza visual en aquellos que sólo ven, como mucho, 7 opciones de voto: PP, PSOE, IU, UPyD, voto nulo, en blanco y abstención. Por ejemplo, en Sevilla, había 9 opciones más de voto, algunas de ellas con propuestas muy interesantes de democracia participativa, que supondrían un auténtico cambio en el orden de las cosas, y una bofetada en toda la cara para estas mafias apoltronadas en sus sillones. Estas alternativas son ninguneadas por el 95% de la población y quizás habría que examinar sin complejos ni prejuicios las diversas propuestas y las alternativas de voto para empezar a cambiar el sistema desde dentro.

Para aquellos que aún se preguntan el porqué de estas movilizaciones, trataré de resumirlo lo más claramente posible. En medio de una política de austeridad y recortes, el Gobierno debería de dar ejemplo rebajándose ellos sus sueldos, dietas, pensiones vitalicias y, sobre todo, no prestar ni un euro público para ayudar o rescatar a ningún banco. A lo mejor entonces habría dinero suficiente para no tener que aumentar los impuestos y evitar privatizaciones y recortes en servicios públicos básicos.

Por ello, si te quedas en casa mañana, estarás dando tu conformidad al Gobierno para que siga talando el bosque mientras su jardín privado está mejor cuidado que nunca, y un día tú y tus hijos, no tendréis un puto árbol que os pueda dar una mijita de sombra.


miércoles, 9 de mayo de 2012

Este gobierno del PP es el mayor fraude democrático de la historia del estado español

Vídeo imprescindible para entender cómo nos han engañado (bueno... a mí no) los sinvergüenzas del PP para llegar al poder, por si os faltaban motivos para salir a la calle a protestar el próximo sábado, 12 de mayo. Donde dije digo...

domingo, 6 de mayo de 2012

Filandón


La vida transcurría plácidamente. Manuel tenía todo lo que un hombre podía desear : una mujer cariñosa y comprensiva, unos hijos modélicos, un trabajo bien pagado que además le gustaba, y, sobre todo, se tenía a sí mismo. Claro que pensaba que tenía defectos, pero hasta sus propios defectos le gustaban. Era un conformista. Los días se sucedían uno detrás de otro y, como en una multiplicación cambiando el orden, el producto seguiría siendo el mismo; pero él con todo esto era feliz, y le gustaban las cosas tal y como estaban.

De repente, un sonido continuo le despertó: eran las 8. Levantó a toda la familia y organizaron el desayuno. Aquel día Manuel estaba algo cansado a causa de la tertulia de la noche anterior - era increíble cómo pasaba el tiempo hablando de... ¿tonterías?-. Después de dejar a sus hijos en el colegio, se dirigió a la oficina pensando en lo afortunado que era.

En el trabajo, lo de siempre. El jefe de personal no estaba de muy buen humor, y le costó mucho convencerle para que admitiese a aquella recién graduada, pero como era su sobrina no tuvo más remedio. Ya en su despacho, comenzó a revisar un aburrido informe del Dpto. de Ventas a esa hora en que el cansancio y el sopor se hacen notar. ¡Qué confortable resultaba su sillón! Una comodidad inversamente proporcional al tiempo que tardó en quedarse dormido...

No soñó nada, pero cuando creía despertar vio que se encontraba en una habitación blanca toda acolchada. No podía mover sus brazos a causa de una camisa de fuerza que se ceñía tercamente a su tronco, y no paraba de oír extraños gritos de Dios sabe quién.

Tardó muy poco en pensar que obviamente estaba soñando, pero le extrañó la fuerte sensación de realidad que aspiraba por sus cinco sentidos. No obstante, optó por “dormirse” dentro de su sueño. Después de un tiempo indeterminable, abrió los ojos encontrándose de nuevo en su despacho. No le dio importancia a aquello: tenía una cita con el dentista a las 5, y aquel pensamiento no le dejaba concentrarse en otra cosa.

Ya en su casa, su mujer le hablaba sobre la cena de esa misma noche con los Martínez. No sabía si ponerse una falda con una chaqueta o pantalones y blusa. Manuel, poco a poco, fue abstrayéndose de su alrededor como arrastrándose por aquel torrente de vacías palabras. Casi sin notarlo, un ruido martilleante marcaba el ritmo de su corazón. De repente, la puerta se abrió y una desconocida con bata blanca le invitaba a salir. Le costaba levantarse; aquella... ¿camisa de fuerza? le ponía difícil el más mínimo gesto. Al intentar levantarse, reaccionó.

- ¿Donde estoy?

El rostro de la mujer adoptó una expresión de extrañeza y, ayudándole a incorporarse, lo llevó a través de un largo pasillo con el techo bajo. Manuel miraba atónito a un lado y a otro unas puertas con unas pequeñas ventanucas. Al final a mano izquierda, una gran puerta lucía un dorado letrero: Doctor Escobeda. Al entrar, se encontró con un hombre flacucho, con barba cana y gafas. Manuel se sentó y preguntó con tono temeroso.

- ¿Dónde estoy?
- ¿A usted que le parece?
- Pues no lo sé. Yo estaba hablando con mi mujer, y de repente me encuentro aquí.
- ¿Cómo se llama Ud.?
- Manuel González Estrada.
- Cuénteme algo de su vida.
- Es que tengo cita con el dentista a las 5, y esta noche ceno con los Martínez.
- Eso no es cierto.
- ¿Cómo que no es cierto? Tengo que empastarme esta muela -abriendo la boca- ¿ve?
- Usted no tiene cita con nadie ni va a cenar con nadie, ni siquiera tiene mujer. Todo eso es producto de su mente. Usted sufre un trastorno agudo de personalidad.
- ¿Pero qué está diciendo? Yo sé quién soy. ¡Tengo cita a las 5! ¡Tengo cita a las 5!

- Pero hijo, Manuel, cada vez que tienes que ir al dentista te pones más raro...
- Pero Carmen; si es que estaba hablando con un médico que me decía yo no sé qué de la personalidad.
- ¡Hay que ver! Siempre con las mismas tonterías. Anda vístete que vas a llegar tarde.
- En fin... ¿Te vas a poner la falda o los pantalones?
- La falda. Pega más con la chaqueta veige.
- Me voy. Hasta luego cariño.
- Adiós.

Mientras bajaba las escaleras, podía percibir ese olor característico de las sobremesas mezclado con el sonido de televisores encendidos. Una voz lejana -quizás en el 4º C- ordenaba:

- Archívelo en el fichero de crónicos.
- ¿Con qué nombre?
- Ah, no lo sé. ¿Cuál era el último número?
- El 513.
- Pues este será el 514.