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Cierto es que hubo dimes y diretes, y que el productor ejecutivo, Miguel Ángel González, aún habiendo pasado un año, todavía recuerda con cierto desagrado nuestros lances epistolares. Pero este año hay que reconocer que se han corregido algunos puntos y se han añadido otros que hacen que los ciudadanos (los de Sevilla y los del Mundo que nos visitan en estas fechas) podamos disfrutar más de músicas nuevas y antiguas en un entorno histórico y paisajístico excepcional.
Tras el desafortunado desenlace del concierto de María do Ceo el año pasado, y con un horario tan ajustado, este año se ha decidido adelantar la hora de comienzo de los conciertos 15 minutos, lo que da un margen más holgado, tanto a los músicos como al equipo técnico para el desmontaje del equipo una vez concluido el concierto. No creo que haya habido queja alguna por parte de ningún asistente, ni siquiera incluso en las noches más calurosas. Muy al contrario, el margen para la afinación de instrumentos de época, los bises al final y los aplausos prolongados un poco más de la cuenta, es mayor que antes, haciendo que la experiencia sea más satisfactoria para todos. Punto positivo para la Organización.
Una novedad que me sorprendió al principio fue la posibilidad de compra de entradas a través de Internet. Los que me conocéis ya sabéis que siempre he sido el adalid de las nuevas tecnologías, pero siempre como una opción, como un complemento… nunca para sustituir ninguna tradicional. Me explico. Al principio de la presente edición, había dos posibilidades de comprar entradas por anticipado para los conciertos. Una por Internet a través de Servicaixa, y otra en la taquilla situada en el Patio de Banderas. El problema consistía en que esta taquilla solo abría por las tardes, mientras que las entradas por Internet estaban disponibles desde las 10 de la mañana. Para muchos conciertos esto no supone ningún problema, pero para los conciertos más solicitados, este falta de sincronía entre ambos sistemas otorgaba una clara ventaja a los internautas, que podían adquirir las entradas mejor situadas en las primeras horas de venta, dejando a los usuarios del tradicional sistema de venta de entradas las localidades de filas más atrasadas.
Por mí, ningún problema al respecto porque soy de los internautas que compran entradas, aparatos y lo que haga falta por Internet, pero aunque no me afectara, me parecía dar un paso adelante para dar dos hacia atrás, por no tratar a todos los clientes igual. Afortunadamente, la Organización del ciclo corrigió este punto y amplió el horario de venta de entradas “in situ” a las mañanas, haciendo que todos, internautas y ciudadanos de a pie, tengamos las mismas oportunidades para coger un asiento en la fila uno.
Una sorpresa más, también agradable, ha sido la instalación de una barra al aire libre. No solo descongestiona el bar bajo techo que en pasadas ediciones era atendido por un personal torpe y lento, sino que hace que la corta espera para que le atiendan a uno sea mucho más agradable, tanto por el fresquito de la noche como por el eficiente y amable equipo que sirve los refrigerios. Chapó por ellos.
No puedo terminar el post sin una queja, por chica que sea. Fue en el concierto que “En dulce júbilo” dio el pasado 29 de julio. Cuando vi el programa de obras a interpretar, me emocioné por ver que iba a poder tener la oportunidad de escuchar por primera vez una sonata de G. Pandolfi en vivo y en directo. Sí. Ya sé que a éste no lo conocen ni en su casa a la hora de comer, pero yo lo descubrí hace unos años en la programación de Radio Clásica, y no paré hasta encontrar un cd con las obras completas de sus sonatas. Iban a tocar una titulada “La Cesta”, pero cuando le tocaba el turno a la pieza, comunican que han corregido el programa porque por el ritmo de la misma no pegaba mucho después de la pieza anterior, y que iban a tocar otra de otro compositor (que ahora mismo no recuerdo). No es que estuviera mal la alternativa escogida, pero me quedé con las ganas y me acordé de la máxima de Julio Anguita, aquella de “Programa, programa, programa”. Y eso que la sonata “La Cesta” no es mi favorita, que si llegan a programar “La Castella” y me la cambian, soy capaz de tomar rehenes. Esta sonata es una de esas pequeñas joyas desconocidas de la música que sin duda hubiera hecho las delicias de todo el público. Ahí la dejo como sugerencia. De todos modos, el concierto genial. También me han gustado los otros dos a los que he ido: Artefactum, ideal para los neófitos que quieren probar la música medieval y a la vez, divertirse, y Looking back – Andreas Prittwitz, un conjunto que fusiona sorprendentemente la música del renacimiento con el jazz y el blues, con geniales y divertidas improvisaciones. Todos muy recomendables.
Más información:
http://www.actidea.com/nochesalcazar2008/
Tenéis un vídeo estupendo cuya música de fondo es versión de un tema del renacimiento español titulado "Riu Riu Chiu", precisamente por Looking back – Andreas Prittwitz, que seguro que os gustará y os dará una idea de los sonidos y la fusión de estilos de los que se puede disfrutar en este maravilloso ciclo.Llevo ya año y medio usando GNU/Linux, concretamente la distribución de Ubuntu y, aunque me he peleado mucho con los problemas que me han ido surgiendo, ahora estoy bastante satisfecho. No me he deshecho de Windows, de manera que ambos sistemas coexisten en mi ordenador, y solo tengo que elegir con cual arranco cada vez que enciendo la máquina.
Por lo que he visto, hay muchas y diversas opiniones sobre la cuestión de GNU/Linux como alternativa a Windows y me apetecía contar la mía, en relación a la experiencia que tengo usando dicho sistema, y por extensión, a los casi 25 años (¡qué viejo soy!) que llevo en el mundillo de la informática.
¿Es GNU/Linux un sistema operativo mejor que Windows?
Pues como todo, depende de lo que entendamos por “mejor”. Puede ser un concepto muy subjetivo, pero yo creo que, en líneas generales, sí lo es. Y voy a tratar de explicar por qué.
GNU/Linux es un sistema operativo mucho más avanzado que Windows, no solo por su seguridad (frente a virus, hackers y demás), sino por su robustez (que no se cuelgue, vamos), rapidez, y capacidad de ser adaptado a las necesidades de cualquiera. Además, en líneas generales, es gratis. La interfaz gráfica que se usa, por ejemplo, en la distribución de Ubuntu, permite la instalación de programas desde unos servidores centrales (para entendernos) llamados repositorios. Prácticamente casi todos los programas necesarios están ahí, y solo hay que marcar en un menú (llamado Synaptic) la casilla correspondiente para instalarlos.
Compiz Fusion ha añadido una vistosidad que Vista Ultimate ni siquiera sueña. Bien configurado, un escritorio con Compiz, resulta increíblemente espectacular, y causa a cualquiera que se acerque a verlo la impresión de estar delante de un ordenador del futuro.
Con unas características muy básicas a nivel de hardware, GNU/Linux funciona muy holgadamente, mucho más que Windows, el cual exige una constante renovación de hardware para que las funciones del sistema no vayan a paso de tortuga. Y hasta aquí, las ventajas.
¿Por qué entonces, si es mejor, no está extendido?
Para explicar esto, desde mi punto de vista, hay que recurrir, en primera instancia a la historia.
En el momento en que empieza a extenderse el uso de los ordenadores personales, una empresa, Microsoft, desarrolla un sistema operativo capaz de hacer que funcione en los ordenadores que en ese momento más se venden. Los fabricantes de software, crean programas para ese sistema operativo. Los de hardware, diseñan drivers para que sus componentes funcionen en ese sistema operativo. Estoy hablando de MS-DOS.
Paralelamente, Apple desarrolla y mejora sus ordenadores Macintosh, con su sistema operativo propio, el Mac/OS, con capacidades gráficas que precedieron las de Windows y le sirvieron como fuente de inspiración. Gracias a eso y a su buen diseño, sus ordenadores y sistemas operativos han perdurado muchos años, pero era un sistema muy cerrado, usado básicamente para diseño gráfico y maquetación. Mac/OS se ejecutaba solo en ordenadores Macintosh, y esa falta de interoperabilidad dejó el campo abierto para cualquiera que quisiera extenderse por el resto de los PC’s (la gran mayoría).
Entonces Microsoft saca Windows. Yo empecé a usar la versión 3.0, que es cuando creo que se popularizó más. IBM sacó OS/2 Warp, que era por el estilo, pero no llegó muy lejos. Windows permitía una compatibilidad total con todo el software desarrollado para MS-DOS. Precisamente porque Windows aún no era un sistema operativo sino un entorno operativo, es decir, un programa que corría sobre MS-DOS, que seguía siendo el sistema operativo estrella.
También permitía un alto grado de usabilidad y facilidad, facilitando al usuario un entorno muy intuitivo. La constante proliferación de virus y problemas de seguridad y estabilidad del sistema ocasionaban multitud de quejas por parte de los usuarios más y menos avanzados, pero la sencillez para copiar y distribuir copias piratas del software del gigante de Richmond fue un verdadero aliado en la extensión de MS-DOS y Windows como sistema y entorno operativos más usados.
Luego llegó Windows 95, que ya era un sistema operativo (o al menos presumía de serlo) propiamente dicho. Por supuesto, incluía la compatibilidad con todo el software anterior. Esto es de vital importancia, porque favorece siempre los cambios a nivel informático a los usuarios y empresas.
Poco después aparece Windows 2000, evolución de Windows NT, más seguro y adaptado al uso empresarial, también muy compatible con todo el software y drivers creados para Windows 95.
En este punto, el parque de ordenadores es enorme, y más de un 90% llevan Windows como sistema operativo.
Las factorías de hardware y software se encuentran ya muy arraigadas y cómodas en la fabricación de productos orientados exclusivamente a Windows. Bill Gates se convierte en una de las personas más ricas del planeta, a poco tiempo de convertirse en el más rico. Prácticamente todo el mundo (incluido el que escribe esto) usa Windows.
Estando la cosa así, un estudiante finlandés, Linus Torvalds, desarrolla el núcleo de un sistema operativo y lo publica, para que la gente lo estudie, comente y aporte mejoras. Nace Linux. Un sistema operativo que se basa en Unix, usado principalmente para servidores desde los años 60.
Rápidamente y gracias a Internet, Linux se extiende entre los entornos estudiantiles de ingenierías y desarrolladores de software hartos del monopolio de Microsoft. Todos colaboran y empiezan a aportar ideas para mejorar Linux. Paralelamente, al núcleo del sistema se le añaden diversas herramientas (programas) diseñadas originalmente para sistemas Unix, y es cuando llegamos a lo que hoy conocemos como GNU/Linux. El sistema sigue siendo muy minoritario, solo para frikis, y Windows prosigue su avance.
Empiezan a salir las primeras distribuciones, encabezándolas Red Hat, que incorporan entornos gráficos diversos. Una distribución viene a ser algo así como un paquete que incluye GNU/LINUX, diversas herramientas, programas, con una presentación y diseño personalizados. Para entenderlo, son como versiones de Linux.
Con el paso del tiempo, Gnome y KDE se sitúan como los dos entornos gráficos más usados. Esto le confiere a GNU/Linux un grado de usabilidad, no ya parecido al de Windows, sino superior.
Windows saca su versión XP, al principio un auténtico coladero para virus y hackers, pero poco a poco mejora, en todos los aspectos, constituyendo, en mi opinión, su mejor sistema operativo hasta la fecha.
Ya sé que toda esta explicación no es muy técnica ni rigurosa y que me he saltado muchas partes de la historia, pero es mejor entender de forma sencilla de qué va todo esto que saturar el post con detalles muy técnicos.
Con todo esto llegamos a una gran cantidad de pc’s con Windows instalado, muy pocos con linux, muchos fabricantes de software y hardware todavía pensando en diseñar productos solo para Microsoft.
Consecuencias
La gente que prueba GNU/Linux se encuentra con que tiene el software necesario, pero, en particular los hispanohablantes, tenemos que lidiar muchas veces con programas en inglés, y eso a muchos no les gusta nada.
Por otro lado, la colección de drivers para linux es muy limitada, y muy inferior a la existente para Windows. Todo el hardware que se fabrica, tiene su driver para Windows, pero solo un ¿30%? tiene drivers para linux. Eso implica que los usuarios de linux que quieran funcionar con sus máquinas y componentes deberán hacer esfuerzos extra para ponerlos a punto, lo que echa para atrás a muchos.
El principal problema de Linux
En pocos años, Linux, gracias a sus mejoras en cuanto a usabilidad, le está comiendo terreno a pasos agigantados a Windows. Tanto es así que, a este ritmo, en 15 años, Linux puede acaparar la mayoría de los pc’s y dispositivos móviles del mercado. Empezó muy pequeñito y modesto, pero está pegando una caña que te cagas. ¿Cómo?
Somos nosotros los que ya, cuando nos preguntan sobre tal o cual problema en Windows decimos “no, yo ya no estoy al loro de eso, ahora uso linux”. La gente de la calle comienza a oír hablar de linux y se pregunta por qué lo usarán los que saben. Si lo usan, será por algo. Ésa ha sido la semilla del cambio.
La pelota, que empezó a rodar hace ahora unos 17 años, está cogiendo ya un volumen considerable. Y todos los datos apuntan a un crecimiento exponencial en el uso de este sistema operativo.